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El TEATRO DE LOS INSURGENTES presenta NETWORK, una obra protagonizada por Daniel Giménez Cacho y un elenco maravilloso que en pocas palabras, debería tomarse como un ejemplo de excelencia y orgulloso de lo que se produce en México.
La obra está inspirada en la película de Paddy Chayefsky estrenada en mayo de 1977 en México, y aunque han pasado más de 40 años, su texto está tan vigente que bien podría recrearse en esta época. Relata la vida de Howard Beale un comunicador en decadencia que tras 25 años de trabajo debe ser reemplazado por su bajo rating. Al saber que ya no es útil para la televisora, anunció en red nacional que se suicidará en su último programa, lo que lo pone una vez en la mira de todos y le permite por circunstancias del destino ser el portavoz de un público que está «¡hasta la madre y no lo piensa tolerar”, (sic) creando una catarsis que se mezcla en la historia y con quien asiste al teatro.
Tiene un texto espléndido y tal y como nos tienen acostumbrados, Tina Galindo, Claudio Carrera, Diego Luna y Francisco Franco (sus productores) no escatimaron en nada y es evidente que su premisa tiene una sola palabra RESPETO, lo hacen sobre el escenario y también debajo de éste, pues el costo de los boletos comienza de los 600 hasta los 1900 pesos, es una muestra de que un proyecto bien administrado y de calidad no necesariamente debe sangrar los bolsillos del público.
Network no tiene un solo defecto, es suprema y su texto impecable permite que el público se mezcle a la perfección con el elenco. Tiene un casting perfecto, el talento desbordado de los actores nos permitió ver a una Zuria Vega majestuosa o la amplia experiencia de Arturo Ríos y el trabajo camaleónico de Roberto Cavazos, sin dejar fuera la fuerza de Francisco Rubio y toda la compañía.
Network desnuda la realidad de los medios de comunicación y su tribu amarrada a la voluntad del público, nos retrata a la perfección la imperante necesidad de estar regidos por la audiencia que sin piedad y de un momento a otros te deja cuando no lo complaces. También deja en evidencia que dentro de la estructura del entretenimiento, sin importar el nombre o la posición muchos conductores son piezas reemplazables que atienden a los intereses de los poderosos y que de nada sirve la entrega, si no se entiende qué es lo que buscan quienes manejan las riquezas en los pueblos.
Luego de la pausa pandémica que tuvimos en dos años, Network es una de esas oportunidades imperdibles de regresar al teatro nos permite redescubrirnos, entender a precisión el mundo del entretenimiento con sus sinsabores y vacíos y sobretodo reconocer que el teatro mexicano es un ejercicio del que tenemos sentirnos orgullosos. Nos leemos la próxima, aquí donde quizá hablemos de ti.