Uno de las grandes estrellas que tiene la radio mexicana es, sin lugar a dudas, Toño Esquinca. Su éxito en la radio está basado en una constante de lucha y aprendizaje, situación que le permite generar diariamente un consejo con el que se han identificado miles de mexicanos que lo sintonizan. Comenzó en el IMER “en el escaño más bajo” como él lo refiere y cuando creció, pidió a sus jefes que le dejaran decir todo. Unos efectos especiales le dieron vida a “La Muchedumbre” una especie de coro que festejaba las frases del locutor sin dejar a un lado las risas grabadas, algo así, como lo que en los cuarentas hizo Jack Mullin (pionero de los efectos en televisión).
Desde su consolidación en Grupo Acir, Esquinca se volvió un objeto del deseo para Francisco Aguirre, dueño de Radio Centro quien, cuando supo que “Toño” dejaba el grupo dirigido por la familia Ibarra, no paró en su objetivo de contratarlo, lo persiguió hasta Europa -donde Esquinca estaba de vacaciones- para tenerlo en sus filas.
Toño logró posicionar en el ranking de las más escuchadas a la estación Alfa que estaba materialmente muerta en audiencia. Describir el éxito de Esquinca no es nada complicado: es conferencista, motivador y un líder de masas.
A decir de la gente que está cerca de él, todo podría ser felicidad en su vida, si no fuera porque salió bueno para el trago o al menos eso dicen.
No es la primera vez -me comentan- que Toño llega en estado inconveniente al aire, incluso estando fuera de su horario abre transmisión para lanzar sus comentarios que -presuntamente- le salen desde el corazón, quizá hasta custodiados por tal vez dos pencas de agave que lo envalentonan. La semana pasada, Toño fue tendencia en las redes sociales por lanzar consignas contra López Obrador y después regresó a ese honroso lugar cuando dijo que Dios estaba representado por un perro que había encontrado en Jalisco.
El estado alegre,bohemio y «valemadrista» de Toño coincide con el testimonio de muchos trabajadores en la estación y si ese es su gusto, se respeta, lo preocupante es cómo los picudos de Radio Centro permiten que entre al aire en esas condiciones.
Por cosas como estas, los medios se desacreditan y pierden prestigio. No sé como les vaya a ustedes en su trabajo, pero si yo llego con un comportamiento diferente, me corren. Si bien Toño es una estrella de la radio, eso no le da derecho a entrar a los carros o las casas de los radioescuchas casi balbuceando, con lagunas al abordar los temas y proclamándose como el mesías porque, claro, cuando se escucha diferente toda esa ola de positivismo se diluye.
Cada quien es libre de hacer lo que quiera y aunque la Ley de Radio y Televisión no se hace énfasis en el comportamiento atípico del locutor pero si hay un Ley Federal del Trabajo que habla del estado en el que llegas a trabajar. De ser cierto todo esto, no me espanta la posición de Esquinca, es su espacio, le dan libertad y por lo que se nota en Radio Centro no habrá nadie que lo gobierne, quizá por temor a perderlo y no por el respeto que se merece el público lo que, aparentemente, es lo que menos les importa.
La Saga, el sitio de Adela Micha, sufrirá algunos cambios en los próximos días, pues pasa una terrible crisis financiera porque no ha logrado ser un buen negocio; por lo que los socios de la comunicadora liquidarán su participación. La Micha se quedará con el balón completo y ellos lograrán con esto, ahorrarse el sueldazo que tenía Adela.
En un momento de arrebato, Lupillo Rivera se defendió de las críticas que tuvo luego de formar parte de un debate político organizado por la cadena Univisión y despotricó contra varios locutores de la radio Los Ángeles insinuando que él daba propinas para que lo toquen en las estaciones musicales, sin darse cuenta que esta afirmación es un delito federal en Estados Unidos lo que le puede traer otras bronca más a su lista de conflictos.
Nos leemos al rato aquí donde quizá hablemos de ti.